La finca es una belleza natural de frondosa y cuidada vegetación.
Pero el día del evento se viste de gala igual que sus invitados.
Las propietarias de la finca se encargan personalmente de trasformar una preciosa villa en un entorno digno de reyes. Siempre creando y marcando estilo, siempre atentas a las últimas tendencias.
Desde el gran motivo hasta el más ínfimo detalle son mimados con esmero. Personalizando cada evento y cada boda de manera única.
Como los acordes tocados en un arpa, podrán parecerse pero nunca serán iguales.